
Mis expectativas eran bajas. Aspiraba a algo común, aburrido y poco trascendental. No te pedí en una oración al universo. No te añoré. No te deseé en una noche de despecho esperando que mi suerte cambiara. Mi débil existencia y mi corta imaginación no dieron para tanto. Nunca fuiste un sueño. Apareciste siendo una realidad cruda, honesta, dolorosa, destructora, transformadora. Doliste desde el primer momento. Disfruté el dolor. Disfruté mi dolor. Como una herida pequeña, de esas que arden la […]