
Cuando el objetivo es mejorar, los límites no son más que cualquier obstáculo que se impone a la exploración y al cambio. Mantener una mentalidad de seguridad a través de límites sólo llevará a la comodidad, al estancamiento y a la monotonía.
Esos estados mentales siempre producirán impulsos inestables, derivados de la búsqueda inconsciente por salir del aburrimiento que genera un entorno que nunca cambia, reprimido y sin estímulos.
Las leyes, los estándares y las reglas, surgen por el miedo a lo desconocido y, por lo tanto, van en contra de la concepción primordial de la exploración, de la misma naturaleza humana.
Los límites hay que ponerlos sobre el origen de los comportamientos nocivos que tú mismo generas o que los demás reflejan sobre ti. Los traumas, los miedos y los perjuicios, son las causas de nuestras carencias emocionales, las cuales nos llevan al autosaboteo y a las peores expresiones del ser humano. Por lo tanto, necesitamos establecer un proceso que nos permita entender y eliminar, las consecuencias negativas que esas carencias generan.
En una relación de Dominación/Sumisión, los límites que emanan de nuestros temores están para eliminarse. El objetivo de una relación de este tipo debe ser mejorar la vida, disfrutar de todos tus ámbitos, no sólo de los que brindan tus necesidades fisiológicas, sino de todos los que edifican tu desarrollo como persona, alcanzando tu máximo potencial. Es un proceso de crecimiento interno a través de una disciplina que te guía en esa exploración.
Los límites que se plantean desde los principios represivos del BDSM, o de cualquier relación tradicional, no son más que justificaciones sobre la incapacidad para enfrentar los obstáculos, que la propia mente impone, durante el proceso natural de crecimiento y exploración. Bajo esas condiciones, sin importar el tipo de persona que se te atraviese, sólo encontrarás un alivio efímero, básico y simplemente inútil.
La Dominación/Sumisión no está compuesta simplemente de juegos sexuales, ni de actividades casuales que necesitan de reglas, que más allá de su corto período de ejecución, carecen de propósito o de impacto en la vida de una persona y, por lo tanto, se necesita forzar su disfrute.
Con la creación de límites justificas la comodidad y eso te evitará soportar los sacrificios que exige la superación de obstáculos. No tendrás cómo enfrentar lo desconocido. Pero, para darle significado a la vida se necesita la incomodidad que genera la lucha por la libertad del cambio, el dolor de materializar la imaginación y el esfuerzo que se requiere para estimular la creatividad de tus capacidades, todo eso con el único fin de superar cualquier cosa que se interponga con la búsqueda de placer.
Hay límites que no son sencillos de superar, es un proceso complejo. Al igual que cuando haces ejercicio, tus músculos deben romperse para así poder reconstruirse y volverse más fuertes, tu mente también necesita destruir conexiones nocivas como el apego, el miedo a la soledad, la exclusividad, la baja autoestima, la inseguridad, el miedo al abandono, la aversión al rechazo, entre muchas otras más.
Hay muchas cosas que te afectan, pero que probablemente ni siquiera te has dado cuenta que te están haciendo daño.
El motor de la superación de límites únicamente acepta como combustible la amalgama poderosa entre esfuerzo, dolor y sacrificio, y si quieres encontrar placer en tu interior, nunca podrás huir del proceso de destrucción de conexiones nocivas y creación de perspectivas más sanas en tu mente. Ese proceso siempre implicará enfrentar todo aquello a lo que le temes y te causa sufrimiento.
La intensidad del dolor dependerá de lo que puedas soportar, de la fuerza con la que te aferres a tus límites y de qué tan rápido quieres avanzar. Sea a través de dolor físico o mental, el objetivo siempre debe ser superar lo que sea necesario para alcanzar placer, no sólo en términos sexuales, ese será el inicio, sino también en la vida en general.
Un sacrificio sustentado en placer nunca dolerá, nunca será sufrimiento, nunca será una preocupación, porque en cada repetición, en cada golpe y en cada cicatriz, siempre habrá una sonrisa en tu cara, siempre estará el recuerdo de lo que eres capaz, de que puedes llegar más lejos y que al final siempre terminarás satisfecho.
Parece complejo, incluso aterrador, pero es el único precio que se puede pagar por darle significado a tu vida. Cualquier otra idea no es más que un cúmulo de justificaciones a tus propios límites y, por lo tanto, un camino que sólo llevará a la miseria de tus carencias emocionales.
Es complejo porque tiene que serlo, porque de lo contrario, la felicidad, el amor y el placer, perderían sentido. Ejemplo de esto podemos encontrar por millones a nuestro alrededor.
Y es que no cualquier persona podrá mostrarte un camino diferente, cualquier persona no es un Dominante y no cualquier Dominante es capaz de enfrentar un proceso para alcanzar placer.
Pero esa realidad no puede interponerse a nuestro crecimiento, no puede evitar que vivamos mejor y que queramos mejorar. Es nuestra responsabilidad, ya con la guía de un Dominante Experimentado o no, tomar la decisión de buscar soluciones, de rodearnos de las personas adecuadas y de vencer el miedo a intentarlo.
No importa el tiempo ni el conocimiento, no podemos aspirar a eliminar límites sin cometer errores. Son los errores los que nos permitirán conocer lo que nos está limitando. Simplemente debemos encontrar una disciplina que nos permita enfrentar y asimilar esas equivocaciones, de forma objetiva y responsable. ¡No te desanimes por la posibilidad de hacerlo mal!
El objetivo es soportar el sacrificio que implica la búsqueda del placer, porque si se puede con eso, se puede con todo. Los límites simplemente no deben existir cuando se trata de placer, por eso se deben destruir uno a uno, y el que dude sobre esa concepción es porque aún vive en la comodidad de la insatisfacción.