Los castigos en la Sumisión

Castigos

La Sumisión no es una cura para tu sufrimiento, ni es una promesa de felicidad eterna, ni la solución a todos tus problemas. Todo lo contrario, la Sumisión es una forma de recordar lo que hemos decidido olvidar, de reconocer, sentir y enfrentar todo el sufrimiento que sin darnos cuenta pretendemos esconder.

La exploración de la Sumisión es un intento de encontrar interpretaciones más positivas a todos los fenómenos que nos afectan en nuestro día a día.

Pero ese camino, esa elección de vida, todo ese monumental proceso, nunca será fácil, no es algo que se pueda hacer individualmente y necesitará de mucho esfuerzo y sacrificio.

¡Renuncia a tu arrogancia!

No vas a poder hacerlo sola, no vas a lograr darte cuenta de tus propios límites, ni tus malas interpretaciones ni, mucho menos, de tus errores.

No existe tal cosa como “anticiparte a tu mente”, porque realmente eres un simple producto de tu propio inconsciente, eres tú quién decide y, sí lo estás decidiendo, es porque alguna validez ya le habrás otorgado, aún cuando después te des cuenta de que fue la peor decisión de tu vida.

Necesitas mecanismos claros de correcciones, mediante castigos o condicionantes conductuales, en los que puedas crear cambios sobre la irracionalidad de tu mente.

Tenemos que encontrar personas con quienes podamos corregirnos mutuamente para alcanzar nuestros objetivos. Sólo así tendremos la posibilidad de liberar nuestra más profunda inspiración y nuestro más intenso placer.

¡Activa tu neuroplasticidad!

Sométete a procesos voluntarios, en los que tu cerebro pueda liberar adrenalina y dopamina al mismo tiempo. Utiliza tu sexualidad como una herramienta para brindarle un propósito a tus correcciones y no como un medio de transacción para cubrir tus necesidades.

Los castigos sólo son negativos cuando son forzados y cuando te obligan. Si logras sacar los ovarios que se requieren, para elegir voluntariamente el sufrimiento de las correcciones que necesitas, podrás generar todos lo cambios que quieras en tu vida.

Por esa misma razón, no puedes hacerlo tú sola y, mucho menos, puedes elegir a cualquier persona como guía. No puedes quedarte en la arrogancia de creer que todo lo sabes y que no necesitas ayuda.

Es tu Amo quién deberá mostrarte un camino claro, sin presiones y con propósitos que vayan más allá del sexo o de la comparación con los demás. Tu esquema de castigos debe ser ofrecido a tu Amo, de forma voluntaria, para que sea corregido y ajustado de acuerdo a tus condiciones y necesidades.

Pero sea como sea, así no tengas Amo, tienes que crear la necesidad de elegir el camino de recibir correcciones y reconocer que puedes estar equivocada.

De hecho, la única forma de poder soportar la interacción con un Dominante Experimentado, es si renuncias a tratar de ser perfecta, si dejas de huir de tus errores o de tu pasado, y generas disposición para aceptar lo que necesitas mejorar.

El camino hacia el placer, siempre dependerá de tu voluntad para revolcarte en la repugnancia de tu propia vulnerabilidad.

Si ya llegaste hasta este punto, definitivamente tienes la voluntad para continuar fortaleciendo estos procesos. El siguiente paso es documentarte más sobre la disciplina del Beran X Hedon, que encontrarás en el libro Entrenamiento para Dominantes.

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