Me salvaste de renunciar a mi felicidad

Me Salvaste

Ni en mis visiones y sueños más locos sobre mi futuro pude haberme imaginado lo que estoy viviendo ahora.

Todo es bastante diferente a lo que planeé alguna vez, pero nunca estuve tan feliz de que algo no saliera como esperaba.

TODOS los días le agradezco al universo que hayas aparecido, que te haya visto, que te haya dejado entrar a mi vida, pero, sobretodo, que te hayas querido quedar y, con mucha paciencia, me hayas guiado, enseñado, regañado, castigado… 

…y amado, a pesar de todo.

Que simplemente hayas estado ¡Que estés! En lo bueno y en lo malo, que me soportes, que insistas y persistas, que controles todas mis locuras y logres mostrarme un camino más positivo, que me ayudes a encontrar una solución.

Gracias por ayudarme a salir del hueco, aunque yo insista tantas veces en quedarme ahí. Por sacarme a las malas, por mostrarme que en la lucha todo es más bonito, más tranquilo, más satisfactorio.

¡ME SALVASTE! Soy lo que soy debido a lo que me inspiras. Me hiciste descubrir lo que me hace fuerte, me impusiste una disciplina que me lleva al siguiente nivel y me mostraste esos detalles por los que vale la pena sufrir.

Pero, sobre todo, y siento que es lo más importante, me enseñas todos los días a salvarme yo solita, a curarme, a cuidarme, a amarme.

¿Cómo se le paga eso a alguien? ¡No sé! ¡Es mucho! Supera los límites de lo que uno puede hacer, o entregar… a veces me abruma la sensación de no poder demostrarte todo lo positivo que le has aportado a mi vida.

Pero, por ahora, tal y como me has enseñado, solo se me ocurre entregarte cada parte de mí, de lo que soy, y de lo que puedo ser, para que la uses como mejor te parezca.

Me entrego a ti en cuerpo y alma porque te ganaste mi devoción. Soy tuya de día y de noche, en cualquier lugar y sin restricción alguna, porque tus enseñanzas merecen mi respeto.

Te suplico sin límites, ni miedos, porque tu valentía es digna de mi admiración. Me pongo a tus pies, sumisa y vulnerable, porque tu salvación estimula todo, mi cuerpo, mi mente, mi alma… mi amor.

No es mucho pero, para mí lo es ¡TODO! Y todo es lo único que está a mi alcance para corresponder lo que haces por mí. Solo espero que la vida me dé la oportunidad de, a través de esta entrega, demostrarte lo invaluable de tu salvación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *