
Estamos todos destinados a involucrarnos en ciclos eternos de miseria e insatisfacción sin siquiera darnos cuenta. Nuestro ego nos llevará a querer hacerlo todo solas, a competir con quienes tenemos al lado y a tratar de obtener el mayor reconocimiento posible. Y si bien existen formas para poder detener esos ciclos, siempre vamos a necesitar ayuda, retroalimentación y mucha presión hacia el cambio.