Sumisión sin miedos, sin prejuicios y sin límites

Sumisión sin miedos

La vida es muy corta como para someternos al miedo y a la ignorancia. Sométete al placer, sométete a explorar, a cuestionar, a disfrutar de los descubrimientos que tu propia mente puede brindar. El futuro es incierto, y tal vez podamos ser castigados por nuestros comportamientos, pero, ¿qué ocurre con la otra versión? ¿Qué pasa si no hay castigo, si las consecuencias son positivas, si en lugar de algo malo lo que nos espera resulta ser muy bueno?

Esa posibilidad también debe tener su lugar en los argumentos derrotistas y cobardes. Las consecuencias negativas siempre se superarán enfrentándolas, nunca huyéndoles. Desafía lo negativo, lo que te agobia, lo que te reprime y la recompensa siempre excederá tus expectativas.

No es una tarea fácil y no puede ser de otra forma, no permitas que la frustración y la inseguridad te alejen del verdadero éxtasis que la vida te puede ofrecer. Siempre será necesario que haya sacrificio para poder dimensionar el valor del objetivo.

Si la materialización de tus sueños no tiene un costo alto, es porque tus ambiciones son limitadas, o simplemente tienes miedo de no alcanzar lo que realmente quieres. Tal vez no estés luchando lo suficiente para cumplir tus sueños, sino que simplemente andas divagando sin sentido, evadiendo la responsabilidad de tus acciones.

Probablemente sólo estés tratando de construir tu vida alrededor de una «lista de cosas por vivir”, sin tener en cuenta el significado que cada experiencia pueda tener en tu historia. El miedo, intrínseco al paso del tiempo, te incita a un frenesí por lo inmediato, viviendo proyectos ordinarios, sin necesidad de grandes esfuerzos, estandarizados bajo circunstancias forzadas, que nunca podrán ofrecer más que la simple ilusión del estatus. Si le quitas el sacrificio y el dolor a una persona, sólo quedará la mediocridad y la miseria.

Mejor busca crear procesos inolvidables, habilidades que te permitan transformar cualquier circunstancia en entornos de aprendizaje, manifiesta experiencias tan poderosas que, a pesar de que pase el tiempo y cada vez que las vuelvas a recordar, tus ojos se iluminen con la misma intensidad que aquella primera vez.

No te conformes con lo que tienes a la mano, con lo “menos peor”, o con el “yo también quiero” de la búsqueda de estatus. No justifiques tus limitaciones con argumentos que sólo la mediocridad y la ignorancia pueden consentir.

Grábate mis palabras: sólo bajo la destrucción sistemática de lo que eres y la eliminación estricta de todo lo que, sin consulta previa, la cultura ha metido en tu mente, es como podrás abrir el espacio suficiente para que nuevos placeres puedan manifestarse en tu interior. Necesitas acabar con las barreras que tu propio inconsciente genera a partir de ideologías, o cobardías, ligadas a una cultura enferma, incapaz de evidenciar su propio camino autodestructivo.

La vida es muy corta como para vivirla con engaños voluntarios y autosaboteo, o para pretender que lo sucio no nos inspira, que lo prohibido no nos emociona y que lo sexual no nos apasiona. La realidad siempre tocará a nuestra puerta con retos y obstáculos, pero será la integridad de nuestros sacrificios lo que nos permitirá encontrar el placer en esos procesos.

La naturaleza no se puede contener y, aunque le pongamos límites, la libertad siempre encontrará un camino para expresarse. El problema es que las expresiones derivadas de una naturaleza reprimida, suelen ser extremadamente violentas. Lo impulsivo nunca es significativo, nunca llena, nunca se acercará al potencial inconmensurable que nuestro placer puede alcanzar.

No sucumbas a la impulsividad de lo reprimido, explora con consciencia, con un guía, con una persona que te ayude a planear tus experiencias y sacarles el mejor provecho.

Vive para gozar, no para lamentar.

La vida es muy corta, no la dejes pasar.

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